Solo en el último trimestre, la agrupación política que lidera el diputado Máximo Kirchner incorporó unas 70 personas en planta permanente del PAMI, a pesar de la resolución de su propio gobierno, que congeló el ingreso de empleados al Estado. La noticia no hace más que confirmar que, en cuestiones de amiguismo político, las promesas de ajuste de las cuentas públicas son solo eso: promesas.
También durante el último trimestre se supo de la contratación de 1128 personas más en la obra social de los jubilados, lo cual representa una erogación mensual en sueldos de 330 millones de pesos.
No le faltan razones a la diputada nacional Graciela Ocaña para aseverar, en declaraciones a LA NACION, que “La Cámpora busca convertir al PAMI en una guarida para más de 3000 militantes”.
Las autoridades del PAMI, encabezadas por la camporista Luana Volnovich, buscan justificar esas incorporaciones en que no son agentes que se suman a los existentes, sino que fueron destinados a ocupar puestos de trabajo que quedaron vacantes. Se trata de una simplificación demasiado burda cuando lo que se necesita de manera urgente es disminuir el gasto, no sostenerlo –y mucho menos ampliarlo– en los ya de por sí exorbitantes números de empleados públicos. Según la versión oficial, trabajan en el PAMI 12.816 personas. De acuerdo con el informe “Dotación de personal de la administración pública nacional, empresas y sociedades”, del propio Indec, al que tuvo acceso LA NACION, ese número se queda corto: la dotación total es de 14.431 agentes. Y el sueldo promedio, tan solo de los contratados, rondaba en abril último los 300.000 pesos, es decir, el equivalente a 4,22 jubilaciones mínimas si se incluye la última cuota del bono extra que dispuso el Gobierno para marzo y abril. Sin ese “beneficio”, cada sueldo equivale a 5,11 haberes jubilatorios básicos. Según fuentes oficiales, en diciembre de 2022, Volnovich ya cobraba un sueldo bruto de 1.476.726 pesos.
Para quien difícilmente no recuerde a Volnovich, es la funcionaria que desoyó un pedido del Presidente para que los funcionarios veranearan en el país en momentos socioeconómicos tan críticos. Una cámara indiscreta la halló descansando con su pareja –también un alto funcionario del PAMI– en una paradisíaca y costosa isla del Caribe. Ni siquiera les costó el puesto. Otra muestra más de cómo se protege cierto sector de la política actuando corporativamente para tapar o minimizar sus intolerables desaguisados o para usar al Estado para beneficio propio y de sus allegados.
La disparidad de haberes se vuelve aún más inmoral si se compara la magra jubilación mínima con lo que perciben algunos empleados de la Anses, conducida por la también camporista Fernanda Raverta. Según datos de la Base Integrada de Empleo Público (BIEP), en noviembre de 2022 se pagaron en ese organismo 7029 sueldos de más de 800 mil pesos, casi 5700 sueldos de más de 849 mil y 21 de más de 1,1 millón de pesos.