Sandra Pettovello es una ministra en crisis. Su gestión, que concentra las cajas más importantes y sensibles del Estado, está envuelta en un escándalo por las irregularidades en torno al acopio y la entrega de alimentos. De fuerte carácter, desconfía hasta de su sombra. E insulta. Despotrica entre los suyos contra quienes, según ella, le mienten. Sin experiencia en la gestión, en tan solo seis meses al frente del Ministerio de Capital Humano echó a cinco de sus funcionarios clave y, detrás de ellos, una treintena de directivos de segunda y tercera línea dejaron sus cargos, algunos antes de asumir formalmente.
A los suyos les habla de destapar las ollas y de hacer patria. Pero en una serie de denuncias cruzadas, y en medio de un fuerte ajuste y una recesión que elevaron los índices de pobreza e indigencia, su gestión quedó bajo la lupa de la justicia federal por no haber entregado toneladas de alimentos que se encontraban acopiados en dos galpones, próximos a vencer. Esa crisis la llevó a chocar con los hermanos [Pablo y Joaquín] De la Torre, que aportaron al incipiente armado libertario en el conurbano, pero también a investigar, denunciar y ser denunciada por los contratos tercerizados a través de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), organismo internacional que administra cerca de 6000 millones de pesos en la Argentina.
En las últimas horas desconfió, incluso, de su subsecretaria de legales, la ascendente Leila Gianni, a quien consideró imprudente, según supo este medio, por la escena violenta y tumultuosa que protagonizó con el dirigente social Juan Grabois en los tribunales federales de Comodoro Py. Gianni, de todos modos, se ganó su lugar en el inestable ecosistema que rodea a Pettovello precisamente a fuerza de presentar denuncias judiciales. “Eso la mostró empoderada, con gestión, en un lugar de lucha contra los curros. Para Sandra es muy eficiente”, dijo a LA NACION un colaborador del ministerio que conoce la relación entre ellas.
Por encima de todos los frentes abiertos, el Presidente decidió blindar a Pettovello. La definió como “la mejor ministra de la historia”. Una calificación que reprodujo, a su modo, Karina Milei, este miércoles, al ser abordada por la prensa cuando abandonaba el Congreso. “Es una de nuestras mejores ministras”, afirmó la influyente secretaria General de la Presidencia.
Su participación en el gabinete libertario tiene sustento en el vínculo personal que la une al Presidente, a quien conoció en los pasillos televisivos cuando ella era productora periodística y él se movía como una estrella de los paneles. La relación entre ambos se afianzó cuando Milei le proveyó material para un trabajo de posgrado en políticas familiares de la Universidad de Catalunya, que Pettovello cursaba de forma online. En 2020, mientras el economista se volvía cada vez más popular por sus manifestaciones en contra de la severa cuarentena dispuesta por el presidente Alberto Fernández, se unieron más. Hoy es una de las pocas funcionarias que tiene llegada directa a la quinta de Olivos. En un momento hasta se especuló –y el Gobierno desmintió– con que podría mudarse a la residencia oficial.
“Lo acompaña, lo contiene, le dice las cosas que nadie más le puede decir”, le dijo a LA NACION un amigo que ambos tienen en común. “Lo sabe llevar a Milei, es de las pocas personas que le van de frente, él la escucha mucho”, decía en diciembre pasado a este medio un dirigente libertario que los trata asiduamente a ambos.
La noche del balotaje, solo Karina Milei y Pettovello acompañaban al presidente electo en la habitación del piso 21 del hotel Libertador, mientras escuchaba el discurso con el que Sergio Massa reconocía haber sido derrotado.
Escenas del estilo se replicaron a lo largo de la campaña, como en la noche del acto libertario en el Movistar Arena, en la que Pettovello compartió la previa con Milei en un camarín, mientras afuera circulaban Victoria Villarruel, Ramiro Marra y “Bertie” Benegas Lynch, entre otros. La escena se repitió en el último show del libertario, en el Luna Park, cuando Karina Milei y Pettovello escoltaron a la exvedette y conductora Amalia “Yuyito” González, y a dirigentes evangélicos, al camarín del mandatario.
Aunque militó en la Ucedé, el partido fundado por Álvaro Alsogaray, la ministra desembarcó al frente de la megaestructura que absorbió a Desarrollo Social, Educación, Trabajo, Cultura y la Anses sin haber tejido relaciones en el mundo de la política, así como tampoco con sindicalistas ni empresarios, según reconstruyó LA NACION de una extensa cantidad de consultas.
Pettovello, de 56 años, es madre de un hijo, se formó en la Universidad de Belgrano como periodista y después de trabajar durante años en la producción de programas de radio y televisión su carrera viró: se licenció en Ciencias de la Familia en la Universidad Austral –una carrera online de dos años de duración– y sumó aquel posgrado a distancia en Políticas Familiares.
Antes de poner un pie en el ministerio, Pettovello se definía como especialista en familia y temas sociales. “Soy consultora psicológica. Tengo un consultorio privado en donde atiendo jóvenes y adultos en orientación vocacional y reorientación laboral. Tengo especializaciones en familia, pareja, duelos, psiconeuroeducación”, respondió ante una consulta de LA NACION en diciembre pasado.
Estuvo casada durante un año con el actor Pablo Rago, tiempo en el que se vinculó con el mundo del espectáculo. De hecho, confió el área de comunicación en un viejo amigo de esos tiempos, Fernando Szereszevsky, que fue manager del músico Juanse, líder de Ratones Paranoicos, y de Charly García.
En más de una oportunidad, la presencia de Pettovello en situaciones de alto voltaje emocional y político para el Presidente fue leída como un pilar de contención y apoyo. En las últimas horas, los roles se invirtieron y fue ella quien recibió el sostén moral de su amigo, el mandatario nacional. Milei eligió blindarla de los supuestos ataques y la respaldó públicamente. En la trastienda, desde Estados Unidos la llamó por teléfono, la impulsó a no dejar su cargo de ministra y le pidió que tuviera fuerza, según supo LA NACION. “Milei la fortaleció”, dijo un testigo del vínculo entre ambos. Al regresar de su gira, Milei almorzó el domingo con ella en Olivos, al mediodía siguiente la visitó en sus oficinas de Capital Humano y, por la tarde, durante la jura de Guillermo Francos como jefe de Gabinete, la abrazó efusivamente, frente a las cámaras
Pese al fuerte respaldo que recibió del Presidente, en las últimas horas circularon con fuerza las versiones sobre una posible salida de Pettovello del gabinete libertario. “En la asunción de Guillermo [Francos] estaba quebrada”, reconoció una fuente que participó en el acto. “Desbordada”, fue el otro calificativo que llegó esa noche a los noticieros desde Balcarce 50. Aunque en ese evento los ministros le manifestaron su apoyo, Pettovello desconfía hasta de su sombra.
Milei conformó gran parte del gabinete nacional con amigos y gente conocida. Pero que los vínculos radiales entre él y sus funcionarios fueran estrechos no fue una garantía para lograr una convivencia armónica a nivel horizontal. “Pettovello y [Nicolás] Posse siempre se llevaron mal”, reconoció una fuente cercana a la ministra.
No sucede lo mismo con los Caputo: tanto con Santiago, el asesor presidencial y uno de los funcionarios más influyentes del Gobierno, como con Luis, “Toto”, el ministro de Economía, Pettovello mantiene una buena sintonía.
No debería sorprender, porque la ministra se embanderó como pocos miembros del Gabinete en dos de los ejes identitarios de la gestión libertaria: la “batalla cultural” que promueve el asesor estrella, a la que Capital Humano contribuyó con sus auditorías y denuncias contra los intermediarios de la asistencia social; y la bandera del “no hay plata” que el Presidente y su ministro de Economía convirtieron en un mantra. Denunciar y retener son dos columnas centrales del método Pettovello. También echar.
Pese a que Milei dijo que sería la única ministra con “billetera abierta” en medio del ajuste, Capital Humano recortó un 13% los gastos en políticas alimentarias en el primer cuatrimestre del año. Eso incluye la asistencia a comedores, tarea sensible en medio de la recesión, por la que Pettovello denunció a piqueteros y exfuncionarios como De la Torre, a la vez que fue denunciada por Grabois, que la acusó por “incumplimiento de los deberes de funcionario público” y por “suspender la entrega de alimentos básicos a los comedores”.
Si se analiza el gasto público de Capital Humano, la “billetera” de Pettovello solo se abrió con la Tarjeta Alimentar (que tuvo tres subas desde diciembre) y la Asignación Universal por Hijo, que en el primer cuatrimestre de 2024 aumentó un 13,4% por encima de la inflación con respecto al mismo período del año anterior, según el análisis que realiza la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC).
En todos los otros rubros, la motosierra y la licuadora se impusieron en el Ministerio de Capital Humano. El pago de jubilaciones y pensiones cayó un 28,5% real en el primer cuatrimestre del año. Es el rubro social que más impactó en la caída del gasto general del Estado (aportó 10,2 puntos del ajuste global) y fue clave para que Milei celebrara el superávit de 0,2 billones de pesos en los primeros cuatro meses del año.
Las pensiones no contributivas cayeron un 16,8% frente a la inflación y los programas sociales en general aportaron otra baja del 37,6% a las cuentas totales. En este último rubro se anota el “ahorro” en el Plan Potenciar Trabajo (-55%), el recorte ya mencionado de las políticas alimentarias (-13%), una abrupta caída de las Becas Progresar (-57,3%) y una merma del 28% en el resto de las partidas sociales.
La inversión educativa no fue la excepción, al punto que abrió otros de los focos de conflicto que debió enfrentar el Gobierno y sobre el que finalmente tuvo que retroceder, tras la masiva marcha en defensa de la universidad pública. En el primer cuatrimestre del año, las transferencias a las universidades cayeron un 29,7% por debajo de la inflación. Las partidas para equipamiento educativo, por cuerda separada, prácticamente desaparecieron: tuvieron un recorte del 98,7% real en los primeros cuatro meses del año.
En los últimos seis meses, Capital Humano se convirtió en una picadora de funcionarios, algunos de los cuales dejaron su despacho antes incluso de ser designados. El primero fue Fabián Perechodnik, el jefe de Gabinete convocado para articular las cuatro áreas a cargo de Pettovello, pero que salió eyectado en la primera semana. El último fue Pablo de la Torre, que no solo dejó la semana pasada la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, sino que terminó denunciado por la ministra, que lo responsabilizó por los alimentos acopiados y próximos a vencer en galpones del ministerio, y por la contratación de funcionarios a través de la OEI. Una práctica que, se supo después, se extiende a otras áreas de Capital Humano, como Educación. Hasta uno de los abogados del ministerio que impulsa las denuncias de Pettovello, Ariel Romano, fue contratado a través de la OEI.
En el medio, fueron desplazados el secretario de Trabajo Omar Yasin y su segundo, Horacio Pitrau. A Yasin lo corrieron como fusible para desligar a Milei de otro escándalo: la suba de 48% de los sueldos de marzo, en la que el exfuncionario había tenido un rol secundario. Pitrau, a pedido de Pettovello, tendió puentes con gremialistas a los que Milei considera parte de “la casta” y les prometió no avanzar con las cuotas solidarias, un atajo de los gremios para recaudar más dinero. Ante el enojo de Milei, Pitrau fue despedido.
En ambos casos, las salidas de los titulares de Niñez y de Trabajo fueron acompañadas por una decena de despidos de sus segundas líneas.
Un tercer caso emblemático fue el de Osvaldo Giordano, un experto en sistemas previsionales que llegó a la Anses por un acuerdo entre Milei y el cordobés Juan Schiaretti. Pero el Presidente le pidió la renuncia el 9 de febrero, luego de que su esposa, la diputada cordobesa Alejandra Torres, votara en contra de la ley ómnibus. Pocos días después el Gobierno descubriría que acababa de echar al funcionario que había destapado el escándalo por las contrataciones de seguros del gobierno de Alberto Fernández.