La vicepresidenta Victoria Villarruel firmó hoy el decreto que dispone el control de presentismo del personal del Senado mediante el uso de la huella digital, que deberá registrar su ingreso y egreso en los dispositivos habilitados para tal fin en las dependencias de la Cámara alta que tengan el equipamiento.
La medida se oficializó pocos días después que, la semana pasada, el presidente provisional del Senado, el libertario Bartolomé Abdala (San Luis), confesara que tiene a gran parte de su dotación del personal transitorio de su despacho abocada a trabajar para favorecer las aspiraciones de ser gobernador de su provincia. Sus declaraciones le valieron al legislador una fuerte crítica mediática, social y hasta el reproche del jefe de Gabinete, Guillermo Francos.
En realidad, la decisión de implementar el control del personal en el Senado, en la Cámara baja ya se viene aplicando desde principios de año. Era una medida que venía trabajando la secretaria Administrativa, María Laura Izzo, en acuerdo con los gremios con representación en el Congreso desde fines de junio, cuando se firmó una resolución que anticipaba la aplicación de la medida para el mes de septiembre.
Más aún, el decreto estaba redactado desde hace varias semanas y su primera fecha de implementación iba a ser el pasado 4 del corriente. Pero cuestiones burocráticas y reglamentarias postergaron su puesta en marcha hasta este lunes.
El decreto de presidencia (DP) 40/24 entrará en vigencia el próximo jueves y lo tendrán que cumplir los empleados de las plantas permanentes y temporal de la Cámara alta que, según lo establece uno de los anexos de la normativa, ”es el principal y único responsable de registrar el presentismo en su día laboral mediante la utilización de los relojes de acceso disponibles en los edificios” que integran el Senado.
La norma tiene excepciones y también limitaciones. Las primeras están detalladas en el decreto y alcanzan al personal temporario que reviste en el despacho del legislador, en un bloque político o como asesor en una comisión especial o permanente, ya sea de la Cámara alta o bicameral, los choferes y el personal de taquigrafía, entre otros.
En otras palabras, de haber estado en vigencia la medida cuando estalló el escándalo de Abdala, los empleados contratados por el senador no hubiesen tenido que cumplir con el horario de la jornada laboral como el resto de los empleados legislativos, ya que se encuentran dentro de los trabajadores eximidos.
Esto es así porque la práctica que desnudó Abdala, la de tener empleados pagados por la Cámara alta trabajando en sus provincias, es una costumbre extendida no sólo en el Senado, sino en todo el Congreso, ya que también se usa en la Cámara de Diputados.
Las limitaciones están relacionadas con el hecho de que no todos los edificios que pertenecen al Senado tienen los dispositivos para registrar la huella de los empleados. Para quienes trabajen en esas dependencias se aplicará la planilla que cada empleado debe firmar al entrar a sus labores y que los encargados del área deben entregar a recursos humanos todos los días.
El sistema de registro de acceso al Senado mediante datos biométricos fue aplicado durante la presidencia de Gabriela Michetti, en 2018. Pero fue suspendido poco después, ya con Cristina Kirchner como vicepresidenta, como consecuencia de la pandemia de Covid y la sanción del Aislamiento Social Preventivo Obligatorio (ASPO). Nunca más se volvió a instalar.
Los senadores, secretarios y directores generales son los responsables primarios de llevar el registro del control del presentismo, aunque tendrán que designar a dos personas encargadas de informar a la Dirección de Recursos Humanos el cumplimiento de la jornada laboral por parte de los empleados a su cargo y justificar las ausencias del personal.
Los empleados que deban justificar su presencia tendrán que cumplir 35 horas de trabajo semanal “con una carga horaria diaria de siete horas, conforme lo dispongan los responsables primarios, de acuerdo a las necesidades operativas de las dependencias a su cargo”.