Mayra Mendoza, bien sonriente con Carlos Bianco. Fernanda Raverta, con Axel Kicillof. Máximo Kirchner, con Guillermo Moreno. Cristina Kirchner dejó claro el mensaje a su tropa: “Es con unidad”. En Fuerza Patria (la nueva denominación del peronismo) parecía primar una paz momentánea hasta las elecciones provinciales del 7 de septiembre, pero todo se enmarañó de vuelta con unas declaraciones explosivas de Juan Grabois que elevaron la preocupación y encendieron las alarmas en el entorno de la expresidenta.
En el kirchnerismo eligen por estas horas despegarse completamente de las embestidas del dirigente social del Frente Patria Grande sobre todo contra Sergio Massa, aliado estratégico de la exmandataria detenida en San José 1111, y a quien aprendieron hasta a defender desde la reconciliación que empezó a gestarse en 2016 en tierras del senador Eduardo “Wado” de Pedro. “Massa mide ocho puntos menos que yo”, aseguró en C5N Grabois, que denosta al exministro-candidato desde hace rato.
Mientras viene tibia la campaña para los comicios bonaerenses, en la vertiente K de la coalición están convencidos de que las escaladas verbales de Grabois y sus amagues independentistas para la elección nacional del 26 de octubre -quiere ser primer candidato a diputado nacional por la Provincia- fueron “arrebatos individuales” por ego, que tendría que obviar en esta etapa del año, ante una compleja disputa con los libertarios, que están competitivos en las encuestas.
“Debería pensar un poquito. Las apetencias de orden individual hay que guardárselas, porque tampoco hay PASO. Juan tiene que sentarse y negociar”, trina una fuente del kirchnerismo y, a medida que baja la cuenta regresiva para el cierre de listas nacionales, el 17 de agosto, se acumulan los reproches. “Juan criticó la pelea con Axel, intentó ser mediador. Entonces hay que ser coherentes y estar todos juntos, bajar el tono. Son actitudes que no cuadran con el momento actual”, analizan, tras los dichos del dirigente del lunes, y resumen: “Está bastante grandecito para ponerse así por querer encabezar”.
Parece tener ganas Grabois de medirse y saber cuánto queda de aquellos 1,3 millones de votos que cosechó en las PASO presidenciales de 2023, pero esta vez en el bastión peronista como diputado. Sabe que la mesa es tripartita (Kicillof-Máximo-Massa) y que participa con menor poder de fuego, pero también tomó mayor protagonismo debido a que el mundo libertario lo puso en la escena como alguien de las antípodas. “Voy a ser candidato en la provincia sí o sí. ¿De qué depende si va a ser con lista propia o la de Fuerza Patria? De los genios de la política que manejan las cosas", dijo el lunes, con chicana incluida.
Ahora, los laderos de la expresidenta hacen unas cuentas que los desvelan. Tienen que terminar de afinar el lápiz, pero existe una fuerte sospecha por estas horas de que si Grabois va por afuera, además de la pérdida simbólica de la unidad que no será, podrían quedarse con menos legisladores que si van todos juntos, por cómo funciona el sistema D’Hondt. Ahí se detonaría un problema mayor. Todavía no lo tienen confirmado pero, si es así, están listos para enrostrarle los números.
Pese a que no hay declaraciones del todo felices para él, en el ecosistema kirchnerista no abonan las teorías del massismo, que expresó públicamente el cuñado Sebastián Galmarini, vinculadas a un supuesto pacto oculto entre Grabois y el presidente Javier Milei para hacerle mal al peronismo. Creen que la razón es más sencilla: ego y ambición personal.
En eso, a Galmarini la diputada nacional Natalia Zaracho, ladera de Grabois, lo acusó de cobrar un sueldo de $25 millones en el Banco Provincia “para rascarse las pelotas”. El calibre de las embestidas tampoco le gusta a Cristina Kirchner.
Sin embargo, de momento no piensan meterse a mediar. “Cristina no es la jefa de Grabois”, aseguran, a pesar de la alta sintonía que siempre mostró el referente social con la exmandataria, y rápidamente aclaran: “Porque él mismo dijo que no es kirchnerista”.
Asimismo, en La Cámpora cae pésimo que el dirigente social se jacte de ser el más vehemente en la defensa de Cristina y el que más se enfrenta a Milei. “¡Tuvimos una compañera presa en Ezeiza!”, exclamaban por estas últimas horas, refiriéndose a la concejala Eva Mieri, acusada por el ataque en la casa de José Luis Espert. Encendido el cristinómetro, añadían: “Oposición a Milei somos todos, cada uno a su manera”.
Fiel a la expresidenta, la senadora provincial Teresa García ratificó públicamente la postura K, como una forma de que Grabois tome la temperatura de lo que pasó en Constitución con sus últimas apariciones públicas. “Es absolutamente injusto, no ha habido un solo diputado de la provincia que haya votado a favor de Milei. Cuando lo escucho decir ‘no nos vendemos’, los diputados de la provincia tampoco. Tiene que ver más con un deseo personal de encabezar una gesta, no importa cuál. Esas cosas también hay que decirlas, es mucho más fácil que denostar, insultar o desvalorizar. Estoy absolutamente convencida de que es un deseo personal", dijo García en IP Noticias y marcó: “Me parece díscolo”.
En el kirchnerismo deslizan que tranquilamente Grabois podría ir segundo en la lista nacional de la provincia de Buenos Aires, si primera va una mujer. Incluso, ante el descontento con sus dichos y como forma de seducirlo, dicen que valoran su perfil y lo ven como un gran activo para tener en la Cámara de Diputados del Congreso y enfrentar al gobierno de Milei. También ponderan su alta repercusión mediática.
Al igual que las demás alas de la coalición le achacan al dirigente social que sus delegados, cuando fueron a La Plata, firmaron la unidad para la elección de septiembre como para la de octubre. Incluso se van más atrás: aseveran que cuando se hizo el cierre porteño, en marzo, ahí también hubo un pacto para que Leandro Santoro fuera a legislador en mayo, y que Mariano Recalde (La Cámpora) y Ofelia Fernández (que orbita cerca de Grabois) compitieran para senador nacional y diputada nacional por la Capital.
La exdirigente estudiantil ya había hecho un amague de escisión la semana pasada en el streaming Gelatina. “Yo creo humildemente y, sujeta a que me convenzan, que no es lo mejor para el peronismo ir unidos a las elecciones nacionales de octubre”, dijo Ofelia y advirtió: “Yo como votante capaz me fumo que sea esto lo que se arma, voy y lo voto. Como militante, no voy a militar para esto”.